PERDONEN LAS DISCULPAS

 Lo primero que has de leer en este sitio es esta declaración de intenciones. Muchas cosas de las que escribiré en este lugar será mi opinió...

martes, 19 de diciembre de 2023

Querido diario: del día en que dibujé la Cimmeria de Ron Cobb

 


Ron Cobb diseña la espada de Conan, el templo de la serpiente de Thulsa Doom... y básicamente toda la peli de Conan el Bárbaro (amén de toda la sci-fi de los 70s-80s-90s). Entre sus piezas, una tarde en la que estoy ocioso, decido copiar su diseño para Cimmeria.

Este dibujo es el primero que hago por pura diversión en más de 2 años. Este dibu no tiene ningún interés comercial, no es la interpretación de ningún guión para comic de ningún otro autor con ínfulas. Este dibu no va a ir a parar a mi portafolio para ver si consigo engatusar a algún editor nostálgico.

No uso los materiales que suelo usar cuando trabajo. No me preocupo en su acabado, ni si tendrá alguna utilidad.
En definitiva, es el primer dibujo que hago por pura diversión después de 720 días de trabajo consecutivo.

Me paro a pensar y caigo en la cuenta de que, puestos a pasar el rato, podría haber elegido CUALQUIER COSA para garabatear. No son pocas las imágenes, fotos, ilustraciones que tengo a mi alcance y que repaso en busca de inspiración / referencias.
Pero fue el diseño de Cimmeria de Ron Cobb el que hizo ese click en mi interior.

Como una bola de nieve, se suceden esa suerte de procesos químicos en mi cerebro que, como muy bien advertía el Arquitecto a Neo, escapan de toda lógica y me obligan a tomar la decisión que más necesito y que peor me viene en ese momento: dejar de jugar a 5E y preparar todo el material que tengo para crear ese universo en la Edad Hiboria en el que siempre ha vivido mi imaginación pero nunca me atreví a nombrarlo.

Así que, con efectos retroactivos, y con la valentía del que no alberga ninguna pretensión para con su obra, hago acopio de cuanto material tengo desperdigado por viejas carpetas en armarios olvidados, lo pongo todo en común y me pongo manos a la obra para crear el material que voy a necesitar para ensamblar el universo ficticio en el cual se refugia mi imaginación cada vez que necesita escapar del mundo real.

Sé que este proceso no acabará nunca, pero qué bonito es tomar consciencia de uno mismo.

Poder mirarse al espejo sin mentirse a sí mismo otorga de una tranquilidad incalculable.

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