HOLA, ME LLAMO JORGE Y SERÉ VUESTRO MASTER
¿Quieres ser Master? Enhorabuena. Ser Master es una experiencia de juego increíble.
Existen muchos buenos consejos que se
podrían enumerar que podrían serte de ayuda. Desgraciadamente, la experiencia
nos demuestra que un mismo consejo puede servirle al jugador A pero no al
jugador B. Por eso, sólo me creo legitimado a hablar de mi experiencia personal
como director de juego.
Antes de empezar a jugar siempre doy una especie de "discurso", a mis jugadores. Sirve de exposición de motivos, declaración de intenciones y también para romper el hielo. La quiero incluir en el Libro del Master de CEH así que la he redactado y, ya puestos, he dicho: ¿por qué no subirla al blog? Así que, aquí la tenéis:
------------------------
"Hola,
me llamo Jorge y seré vuestro Master.
Vamos a jugar a Cthulhu Edad
Hiboria, un juego de rol de fantasía oscura, pero antes, hay algunas obviedades
que me gustaría dejar claras.
Obviedad número uno. Todos
estamos aquí voluntariamente para jugar a un juego. Ni más ni menos. El fin de
todo juego es pasárselo bien de modo que espero que todos nuestros esfuerzos se
centren en alcanzar ese objetivo.
Obviedad número dos. Esto es
un juego. Lo que pase aquí no es importante. No es la vida real. Podéis
imaginar una cúpula invisible alrededor de esta mesa y nosotros estamos dentro.
Esto es un espacio seguro. Aquí nadie va a faltarle el respeto a nadie, ni
nadie va a ser agredido físicamente de verdad. No vamos a realizar ninguna
práctica que haga peligrar nuestra integridad física o psíquica. La actividad
que vamos a desarrollar va a tener lugar sólo y exclusivamente en el terreno de
nuestra imaginación. Allí pertenece y allí se quedará.
Obviedad número tres. Existe
una mecánica fundamental para jugar al rol. Una y sólo una: hablar. Necesitamos
hablarnos, comunicarnos, hacernos entender. Aquellas dudas que tengáis,
aquellas preocupaciones, deseos; lo que os gusta, lo que no os gusta... debéis hacérmelo
saber a mí y a vuestros compañeros. Cuanto mejor nos entendamos, cuanto mejor
sea nuestra comunicación mejor experiencia de juego tendremos.
Obviedad
número cuatro. Estamos aquí
voluntariamente. Nadie os obliga a jugar esta partida, ni a vosotros ni a mí.
Si alguno de nosotros –yo el primero- cae en la cuenta de que en esta mesa no
va a obtener la experiencia de juego que viene buscando, lo mejor es asumirlo
y, muy educadamente, levantarse y buscar en otro sitio. Y no pasa nada.
Obviedad
número cinco. Va a pasar.
Tardará más o menos en llegar, pero va a ocurrir. Algo que quieres que pase no
va a suceder. Una tirada de dados te va salir mal. Has tenido una idea pero no
se puede llevar a cabo en ese momento. En definitiva, vas a sufrir un momento
de frustración que debemos aprender a gestionar. No pasa nada, es normal. Nos
pasa a todos y, si recordamos las obviedades número uno y dos, todo irá bien.
Si ahora no ha salido esto como tú querías te
aseguro que, dentro de un segundo, o un minuto, o una hora, saldrá. Confía en
mí, todos estamos en el mismo barco, todos queremos que te lo pases bien.
Obviedad
número seis. No discutáis
conmigo, por favor. Yo no estoy jugando en vuestra contra. Y tampoco discutáis
entre vosotros. Recordad la obviedad número dos.
Mi trabajo como Master es el de
gestionar vuestras decisiones y aplicar las reglas en el modo y forma que crea
conveniente. En caso de conflicto a la hora de aplicar una regla, será mi
interpretación la que valga.
Obviedad
número siete. El Master no
es infalible. Todos nos equivocamos y yo el primero. Me esforzaré al máximo en
ser empático y escuchar vuestras opiniones en todo momento. Siempre tengo la
mente abierta a que puede que alguna de mis decisiones no sea la correcta. Por
ello, me tomo mi tiempo en estas consideraciones antes de emitir el juicio que
crea más justo.
Por lo tanto, antes de empezar, ya
os doy las gracias por venir a jugar y también pido perdón por las meteduras
que pata venideras.
Obviedad
número ocho. El manual no
es el juego. Nosotros lo somos. Ninguna de las reglas que están escritas en este
libro se configura como un fin en sí misma, sino un medio para…
¿qué? Para gestionar de un modo, lo más objetivo posible, lo que pase en la
partida. ¿Tengo éxito en realizar esta acción? ¿Por qué pasa A y no pasa B?
¿Por qué tengo que tirar el dado? ¿Por qué tengo que sacar este resultado en el
dado? Pues, precisamente, para evitar arbitrariedades, para buscar esa objetividad
que legitimará nuestras acciones.
Por eso yo, como Master, también
tengo la responsabilidad de decidir qué regla, qué modificador, que idea aplico
en el momento adecuado y cuál dejo fuera. Recordar la obviedad número uno, ese
es nuestro objetivo.
Obviedad
número nueve. Ningún
reglamento está preparado para soportar la intervención de los jugadores. No
habrá partida, ni guión, ni mecánica que cubra las ideas que se os van a
ocurrir. Me vais a obligar a improvisar durante la partida y por ello os pido
paciencia. A veces tendré que pararlo todo para consultar el manual, otras no.
A veces se me ocurrirá una solución que creo la mejor y puede que la próxima
vez que se dé la misma situación, se me ocurra otra. Por ello, repito, os pido
comprensión y paciencia. Prometo hacerlo lo mejor que pueda.
Obviedad
número diez. La última. En
el rol ni se gana ni se pierde, o se disfruta del juego o no. Aquí todo es
relativo. Puede que tu partida favorita sea donde tu personaje muere. Y
paradójicamente, una partida donde tu personaje se convierte en dueño del mundo
puede ser una experiencia terrible. No venimos aquí con el ánimo de “ganar” a
los demás. Venimos aquí con el ánimo de jugar, de disfrutar, de crear una
historia entre todos y de disfrutar con el proceso.
Dicho todo esto, si no queda ninguna
duda, ¡vamos al lío!"
Gracias por leerme.
¡Un saludo!