PERDONEN LAS DISCULPAS

 Lo primero que has de leer en este sitio es esta declaración de intenciones. Muchas cosas de las que escribiré en este lugar será mi opinió...

sábado, 14 de enero de 2023

EL ORIGEN DEL ACERO

 DIARIO DE CEH

CAPÍTULO PRIMERO:  EL ORIGEN DEL ACERO


En el año 1995 yo ya sabía que debía crear mi propio juego de rol. Se trataba de una necesidad fundamental, como el respirar.

    Tenía varios amigos del colegio que jugaban de manera regular pero formaban un grupo cerrado en el cual nunca logré entrar. Conseguí jugar de manera esporádica alguna partidilla suelta con alguno de ellos, pero siempre fueron una élite inalcanzable para mí.

    Los wargames eran populares también. La revista White Dwarf era una gran fuente de inspiración, con todas esas fotos de miniaturas pintadas, escenografía inmersiva y páginas y páginas de historias dedicadas a héroes y villanos fantásticos.

    Fueron los años en los que descubrí la literatura de J. R. R. Tolkien, Richard A. Knaak, Louise Cooper, David Eddings, Michael Moorcock, H. P. Lovecraft y Robert E. Howard; de forma y manera que acabé intoxicado por la fantasía en todas sus formas. Quería pertenecer a esos mundos donde los héroes que no temen a nada son grandes y fuertes dado que yo no lo era. En esos mundos de fantasía uno podía ser aquello que fuera capaz de imaginar, y yo era capaz de imaginar mucho.

    Ahora toca una breve elipsis, hasta 1997, cuando caigo en la misma clase del que será mi mejor amigo. Hablamos de esa clase de amistad que te define a ti como individuo, a esa amistad que dura toda la vida, sin importar el tiempo que pase ni la distancia que os separe. Él compartía mi pasión por la fantasía, le gustaba escribir y cuando le dirigí su primera partida de rol cayó de cabeza en el vicio. Ya no tenía escapatoria.

    Nuestras conversaciones eran interminables y aunque discrepábamos en muchos puntos, dado que él tenía sus gustos particulares y yo los míos, sí que coincidíamos en algo: no había mejor mundo que el de Conan.

    La película de Conan el Bárbaro es el largometraje que más habré visto en mi vida. La grabé en vídeo y la reproducía a todas horas. Con mi amigo, pasábamos la tarde viéndola una y otra vez analizando cada escena. Pausábamos el vídeo, rebobinábamos y volvíamos a ver la escena para analizar ese detalle, ese objeto, ese escenario ese lo que fuera. Mi mundo, nuestro mundo, debía ser como el de Conan. La peli de John Millius nos había dado un imaginario canónico al que agarrarnos, la literatura de Howard era excepcional y los comics de Roy Thomas y John Buscema bueno, sobran las palabras.

    Es el momento de otra elipsis. Año 2003, hemos terminado nuestro juego. No es todo lo Conan que habíamos imaginado en un primer momento pero claro, no podíamos copiar la obra de Howard sin más. No obstante, las posibilidades de que alguien nos lo publicasen son nulas –o eso creíamos por lo que tomamos la única decisión que podíamos tomar: seguir jugando, seguir creando.

    Penúltima elipsis. Año 2015, mi madre sufre un accidente y está a punto de morir. Salva la vida pero queda impedida de por vida. Yo estoy atrapado en un trabajo que odio, donde se me trata mal y se me paga aún peor. Pero lo peor era que ninguna editorial quería nuestro juego. Nadie.

    Mi salud mental empieza a deteriorarse. Ya tengo la ansiedad diagnosticada y el estrés forma parte de mi día a día. El juego que hemos creado tiene vida propia, ya no queda nada de Conan en él; es un ente con conciencia de sí mismo, un horror lovecraftiano que me está llevando más allá de la locura, por lo que decido salvar la vida y cortar por lo sano. Rompo el corazón de mi mejor amigo y le digo que se acabó, es el final. Dejo de escribir material para el juego, dejo de intentar publicar el juego y dejo de jugar al juego.

    Última elipsis. Año 2020. Confinamiento por COVID. Los derechos de autor de Robert E. Howard han expirado, ahora su obra pasa al dominio público y yo logro financiar una novela gráfica de Conan luchando contra Cthulhu. Acabo de cumplir uno de los mayores sueños de mi vida.

    Echo la vista atrás y recuerdo que los juegos de rol eran mi forma de ocio favorita. Con otro ánimo, recupero mis antiguas notas, mis libretas sobre aquel incipiente intento de juego-de-rol-a-lo-Conan y me doy cuenta de que ahora sí puedo hacer un juego de rol de Conan, por lo que tomo la única decisión lógica en ese momento: ponerme manos a la obra.

    Este es el origen del acero, en este contexto histórico-filosófico se enmarca el nacimiento de mi –espero que último juego de rol. Mi intención es seguir contando la historia de su desarrollo en siguientes entradas, pues su creación tampoco ha seguido una línea recta. Lo que sí me apetece compartir ahora con vosotros es su título, el cual creo que refleja perfectamente mi declaración de intenciones.

 



            Gracias por leerme.
            Un saludo.




4 comentarios:

  1. Vale, me has atrapado. Deseando saber más de este futuro juegazo :)
    Y también deseando leer la novela.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Intentemos mantener las expectativas bajas, me rompería el corazón decepcionarte ja ja

      Borrar
  2. Respuestas
    1. Un millón de gracias por tus ánimos.
      Que hayas leído todo el texto ya me parece un milagro, pero que además te hayas molestado en escribir un comentario no tiene precio.
      Gracias de verdad :)

      Borrar